domingo, 20 de mayo de 2012

El reflejo de las estrellas guió mis pasos de vuelta al sendero, pues quedaban aun muchas jornadas para que el astro nocturno, Selien la argéntea, iluminara las noches.
Por extraño que pueda parecer a los mortales, que una vez oculto el regente diurno apenas ven sin ayuda de fuego u otros artefactos luminosos, la visión de los elfos no mengua, sino que gana en matices, apreciando detalles que a la deslumbrante luz del día pasarían inadvertidos.

domingo, 13 de mayo de 2012

No me alejé demasiado de mi ciudad natal en mi primera jornada de viaje. Decidí detener pronto mi avance una vez caída la noche. Conocía el terreno y no temía por encontrar una buena zona para acampar, pero quería evitar perder horas de sueño, para retomar temprano el camino y de esa manera avanzar lo máximo posible en el nuevo día.

Los caminantes de las estrellas no necesitamos dormir demasiadas horas, tal como tienen que hacer otras razas menores, para recuperar nuestras energías. Sin embargo era incapaz de desvincularme del todo de las sensaciones producidas por la aventura que comenzaba, y no logre sumirme en el profundo sueño de los elfos, inquieto como estaba mi espíritu. Desvelado definitivamente y algo entumecido el cuerpo por no tener el descanso adecuado, me reincorpore al trayecto antes de lo previsto, con unas cuantas horas de noche profunda aun por delante antes del amanecer.

domingo, 4 de marzo de 2012

No hay ningún adiós, ni despedidas bañadas en lagrimas. No conservare el recuerdo de tristeza de rostro alguno, pues nada mas que pasado me quedaba en la ciudad, y nada mas que un pesado lastre del alma es el pasado, una trampa que la vida teje, para atarnos a lo establecido, encadenados sin crecer, por miedo a cambiar.

miércoles, 3 de junio de 2009

Encamino mis pasos hacia el palmeral, la senda que despide y da la bienvenida a todos los que trasiegan entre la vieja ciudad portuaria y el resto de lejanas comarcas. A los lados, los hogares silenciosos de sus habitantes, son el mudo testigo de mi partida. Las blancas fachadas de abedul, talladas con los intrincados misterios de los artesanos elfos, reflejan los últimos rayos del astro crepuscular, ya adormilado.

martes, 2 de junio de 2009

Pero no es momento para sumirse en las tristezas y las añoranzas, es la hora de afrontar el futuro, un camino, tal vez ese destino, que lleva años paciente, esperando su tiempo de colmar mis dias.

lunes, 23 de marzo de 2009

Vuelvo la vista atrás, a modo de despedida, de la tierra que es mi madre, la ciudad de Maerkaz. En mi corazón quedara dormida, recogida en el abrazo de las montañas que la rodean. Su olor a mar, ese milagro azul que tanto echaré de menos, y sus pinares, silenciosos compañeros hasta mi lejano destino, me envuelven en mil fragancias, transportándome a esos días perdidos en sus calles que ya no volverán. Nunca hasta ahora, había percibido el brillo mágico que desprende Maerkaz en sus atardeceres marinos. Quizás es la melancolía, el sentimiento oculto, temer no verlo mas.

martes, 1 de julio de 2008

Capítulo 1: El último rey elfo

El último Rey Elfo, Sintarash, hacia milenios que había desaparecido misteriosamente. Desde entonces, nuestro pueblo, los caminantes de las estrellas, subsiste precariamente. Sin orden ni dirección, difícilmente mantiene las fronteras de sus reinos antes las amenazas de pueblos salvajes y traicioneros.

Antiguos aliados, hoy solo son extraños ecos legendarios, o enconados enemigos deseosos de despojarnos de nuestras ancestrales tierras, codiciosos de los mágicos tesoros cantados en las viejas fabulas.

Yo soy Eldarash, sombra del bosque y esta es mi historia.

Como sombra del bosque, soy un simple novicio aspirante a desarrollar mis habilidades innatas. Conocer los misterios de la naturaleza y ser uno con la vida silvestre en equilibrio con Eytvue, la madre salvaje, es mi destino. La comunión con los animales y plantas del mundo es un trayecto largo, lleno de vicisitudes, que solo los más ancianos druidas de mi raza han logrado. Alcanzar ese estado de perfecta armonía con nuestra venerada diosa concede dones inimaginables, unos instantes de semideidad que son nombrados milagros en las leyendas.

Pero esta antigua sabiduría hace tiempo que yace perdida, oculta entre los árboles, dormida quizás, esperando volver. Tal vez yo sea la última Sombra del bosque que camine por este mundo en conflicto.

Me dirijo ahora hacia Sueh Velash, el lago del sueño, donde una vez estuvo la Cámara del Roble, el mayor templo elevado en honor de Eytvue.